Torbjørn Afdal

Torbjørn Afdal (1917-1999) es uno de nuestros diseñadores de muebles más talentosos y productivos. Tras licenciarse en la Academia Nacional Noruega de Artesanía e Industria Artística en 1946, desarrolló su carrera en el legendario Bruksbo Tegnekontor, que durante tres décadas fue una de las principales oficinas de diseño de muebles de calidad de Noruega. Crearon modelos para docenas de fabricantes de muebles, y a mediados de la década de 1960 un gran porcentaje de las exportaciones noruegas de muebles estaban diseñadas por Bruksbo. Afdal llegó a ser reconocido internacionalmente como un diseñador altamente cualificado, fue galardonado con una medalla de oro por la silla de salón Broadway en la Deutsche Handwerksmesse de Múnich de 1959. Entre quienes adquirieron el diseño de Afdal se encontraban la Primera Dama Jacqueline Kennedy y el Emperador de Japón, y más tarde diseñó el despacho de la Primera Ministra noruega Gro Harlem Brundtland.

Su obra se caracteriza principalmente por una refinada comprensión del material y la forma. Afdal combinaba arte y tradición en su trabajo, con talento para utilizar las posibilidades naturales de la madera. Alrededor de 1955-65, el diseño de muebles de Afdal adquirió un carácter más artesanal, el sillón Broadway junto con la silla de caza Hunter fueron sus momentos artísticos más destacados. Muchos de sus productos son verdaderos clásicos y merecen ser recuperados.

País

  • Noruega

Diseña para

Gracias

Esta página web está dedicada a todas esas personas que, de una u otra forma, han colaborado en que este proyecto/sueño/deseo comience su andadura y tome forma.

Especial mención a mi mujer y a mis padres por apoyarme, a Cristina Escarrà y Alfonso Pérez Rosales por compartir generosamente conmigo su experiencia como agentes, a esos clientes que, de una u otra forma, me han dado sabios consejos, a las marcas que han depositado en mi su confianza, y a Gonzalo, mi padrino, quien, con su siempre generosa ayuda, y guiándome en todo este proceso, tiene gran parte de culpa de que yo pueda presumir de ser “empresario”.

Gracias también a Nuria, Rafa y Guillermo, que, para ayudarme en los duros inicios de toda actividad empresarial, me han abierto las puertas de su casa, me dejan compartir con ellos un rato de sus vidas personales cuando paso por sus ciudades de residencia, y me dan alojamiento gratuito.

¡Gracias a todos!