Pepa de Astep: la luz que se activa con un sencillo gesto
Hay objetos que nos acompañan en silencio, tan presentes en la vida cotidiana que apenas reparamos en ellos. Piezas que, sin pretensiones, forman parte de lo doméstico. De ahí parte la lámpara portátil Pepa de Astep, diseñada por Francesco Faccin e inspirada en el gesto de girar un molinillo de pimienta. En este caso, no sazona, sino que ilumina.
Con cuerpo de madera maciza de fresno y alma tecnológica, Pepa es un objeto que despierta cercanía y curiosidad. Su superficie cálida invita al tacto; su mecánica, a la interacción. La luz no se enciende con un botón, sino con un movimiento suave de 360° grados de rotación, intuitiva, que además permite modular la intensidad. No hay cables a la vista, solo una unión silenciosa entre la forma y la función.
Esta simplicidad esconde una gran evolución pues Pepa es la primera lámpara portátil equipada con baterías LFP (litio-ferrofosfato), mucho más duraderas y responsables que las convencionales. Sin cobalto ni minerales conflictivos, estas baterías cuentan una una vida útil diez veces superior a la de una batería normal, ofrecen una autonomía de 19 horas y garantizan hasta 300 horas de autonomía cuando al dimarse se utilizan a baja intensidad. Sostenibilidad, aquí, no es discurso: es decisión material.
Francesco Faccin aplica en Pepa su visión del diseño como puente entre artesanía e industria. El resultado es una pieza reparable, accesible y pensada para durar. Basta retirar cuatro tornillos para desmontarla y mantenerla con facilidad. También es una lámpara portable que se mueve con naturalidad del salón a la terraza, de la cocina a la mesita de noche.
Más que una luminaria, Pepa es una experiencia táctil y visual, un pequeño gesto de luz que activa la memoria, la sostenibilidad y el diseño emocional. Porque a veces, las ideas más simples son las que mejor iluminan.
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